28 de diciembre de 2012

Feliz año 2013


Refloto un texto viejo con el deseo de renovar la felicidad para este año que comienza en pocos días....


 

Encerrados en aquel universo de palabras.

Volvíamos una y otra vez a  recorrer veredas lejanas,

a  dejarnos deslizar  por el cordón como si fuera una pista de aterrizaje.

A navegar en nuestra balsa por el río Mississippi

y perseguir aventuras de otras latitudes.

A descubrir  que  podíamos atravesar los espejos

y encontrar otras dimensiones.

Volvíamos una y otra vez  a mirar el cielo

y ver destellos de luces de otros planetas.

A hacer conjuros con algunos mágicos ingredientes.

A  ser piratas de nuestro propio universo.

Y a preparar el equipaje con tan sólo
 
la imaginación a cuestas 
 
 

24 de diciembre de 2012

Nochebuena


 

Hoy es Nochebuena. Y hasta hace un rato me la pasé corriendo. Todos estos días más bien. Y compré algunas cosas, aunque en mi familia no solemos comprarnos regalos para los grandes, siempre es para los chicos. Pero igual este año compré aunque sea algo. Y caminé por las calles y me encontré a otros comprando, enloquecidos, haciendo colas largas en los negocios. Apurados para ir a buscar otro regalo, en otro lugar para cumplir, quizá, con una tradición.
Y me remonto a no hace tanto, o sí, quizá unos 25 años atrás, cuando yo era chiquita. Claro, en ese momento no estaba detrás de las compras. Estaba con la ilusión de la llegada de Papá Noel y el arbolito, y cómo aparecían mágicamente los regalos unos minutos después de las doce de la noche.
Pero también en esos tiempos me acuerdo mucho de las reuniones familiares, las ¨previas¨ de la nochebuena, en casa de las tías de papá. Y mientras yo correteaba por entre las mesas, con mis primos y escuchaba de fondo el dialecto calabrés, y picoteaba un nacatuli, o una piñolata, o un zipulí (dulces y salados tradionales de Cinquefrondi) no sabía que ESO era lo lindo de la Navidad. El estar juntos, reunidos, detenidos por unas horas en compañía.
Con el tiempo siento que ESO se va perdiendo, que uno corre por todos lados, y que no le da el verdadero sentido a las fiestas. Pienso en la palabra Felicidad que se desea, y que cuando era chica era común decir y repetir tantas veces, al entrar a un negocio, al cruzarse con un vecino. Y desde hace unos años veo que todos corremos y que muy pocos se detienen a desearle a otro Felicidad. Y no porque no lo deseen, sino porque creo nos aplasta la vorágine cotidiana.
Por eso estas palabras, para desear Felicidad, porque es necesario recibir un nuevo año con palabras, con abrazos, con amigos o con familia.
Será mi primera navidad sin mi viejo, pero cuesta menos si pienso que tengo  amigos y familia cerca en mi red sosteniendo.

De corazón, ¡Muchas Felicidades para todos!