6 de julio de 2012

Los Perezosos


Para los que todavía no se toparon con uno y no sepan cómo reconocerlos, les  detallo la investigación recolectada científicamente por más de un centenar de mujeres que fueron víctimas de perezosos.

Los Perezosos son animalitos muy pero muy sensibles. Se los trata con cuidado, siempre, porque sino se asustan y se pierden.

Los Perezosos duermen aferrados a los árboles, pocas veces bajan. No se sabe muy bien por qué bajan, ni para qué. Qué es lo que los mueve. A veces, bajan por un poco de cariño, pero en cuanto lo reciben vuelven al árbol. Son animalitos poco adaptativos. Les gusta siempre estar en su habitat. Pocas veces lo comparten.
En otras oprtunidades,  los Perezosos se hacen pasar por personas normales. Y las mujeres se confunden, se ilusionan, se enamoran. Pero los Perezosos siempre tienen las antenitas prendidas y en cuanto huelen que algo ¨raro¨ está pasando vuelven al árbol e invernan. Por más de un invierno.

A veces las mujeres los esperamos pacientes. A veces, no tanto. Y pensamos que algo habremos hecho mal. Pero no, en el mejor de los casos entendemos, que no es nuestra culpa, que simplemente nos topamos con un Perezoso. Y un Perezoso no tiene cura. A un Perezoso se lo visita de vez en cuando. De cuando en vez. Y también se lo abandona.
                                                                              Yo abandoné a mi Perezoso y soy mucho más feliz.



Si tenés un Perezoso contanos sobre tu experiencia y podremos alertar al resto de las humanas.
Comprobado científicamente.

Manzanas




Esta historia sucedió hace mucho y en un pueblo. En  ese que les contaba que era más chico que una pelusa. Cinquefrondi. El pueblo donde nació mi papá en Calabria (Italia).
En esta historia, como dije, es de  un pueblo y ahora le sumamos  una tía. Una tía joven. Muy joven. Casi una niña. La Tía Elvira, por quién mi papá tenía adoración.
Contaba papá y la otra vez recordamos con mi prima Tere (la hija de la Tía) que Totó chiquito como era seguía a la´Tía para todos lados. Y una vez, la tía iba a recolectar manzanas a otro pueblo (¿sería Polistena?) y se fue sin darse cuenta que unos pasos más atrás la seguía su sobrino.
Totó no se dejó ver, pero Totó era chiquito, tendría unos cinco años calculo. Es decir, chiquito, travieso y un  poquito desobediente para escaparse. Totó, como era de esperar, se cansó de caminar y caminar. Cuando la Tía lo vio ¿qué es lo que habrá dicho? Seguramente habrá estado sorprendida. Quizá hasta lo haya retado. Pero el amor lo pudo más y finalmente, la Tía terminó cargando las manzanas y  a un pequeño Totó dormido.

Totó siempre contaba esta historia. Se reía pero también le hacía acordar tanto, tanto a su tía.  La historia de una´Tía y un Amor tan enorme por su sobrino.

Carnet de Papá/ Carnet de hija





La figlia di Totó está triste. Totó se fue. Hace nadita. Y la hija de Totó lo llora. Lo despidió como Leona, Valiente como él lo merecía. Lo acunó, le cantó, le contó cuentos. Papá se despedía. Se despedía en silencio. Pero ella cree que la escuchaba. Hasta el final mismo la escuchaba. La esperó a ella y a su esposa para decirles adiós  con ese último suspiro.
Y lo dejamos partir. Ahora estamos todos tristes.
Alguien me dijo... Tuviste mucho Papá. Y es cierto. Todo ese papá mío sigue siendo. Pero se lo extraña tanto que duele. Por eso escribo. Sin ser cursi, nunca quiero serlo. Por ahí se me escapa. Mis disculpas.
Y en este blog que comenzó con sus historias, seguirá con algunas otras más.
La figlia di Totó sigue escribiendo.
¨ Eso le daba alegría a mi papá¨
Préximamente la ¨historia de las manzanas¨.